Aunque la historia de Éxodo tiene más de 3000 años, hay muchas aplicaciones prácticas para nosotros hoy en día.
En primer lugar, podemos aprender que Dios es un Dios que salva y protege a su pueblo.
En épocas de dificultades o peligros, podemos confiar en que Dios está con nosotros y nos protege.
También podemos aprender que Dios tiene estándares y expectativas para su pueblo.
En este caso, la obediencia al rociar la sangre del cordero en la casa fue crucial para recibir la protección de Dios. En nuestras propias vidas, la obediencia a la voluntad de Dios y a sus mandamientos es una parte importante de nuestra relación con él.
Por último, podemos ver la historia de Éxodo como una profecía del sacrificio de Jesús por nosotros. El cordero pascual, cuya sangre había que rociar en las casas de los israelitas, es un símbolo de Jesús, cuya sangre derramada en la cruz ofrece salvación y protección a todos los que creen en él.
El escudo de Puerto Rico, tiene un cordero.
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